Y cómo afectaría radicalmente en el mundo en el que vivimos
Nuestras pequeñas amigas color negro con rayas amarillas son mucho más importantes de lo que la mayoría nos pudiéramos imaginar.
Las abejas son parte fundamental del mundo en el que vivimos ya que cuidan detalles de la naturaleza que son prácticamente irreemplazables. Es decir, desde la polinización de las plantas, hasta el exterminio de algunas plagas, las abejas son sin duda uno de los seres vivos más importantes del ecosistema.
Sin embargo, desde hace algunas décadas los investigadores han notado una disminución importante en la población de las abejas. Pero ¿Por qué están desapareciendo?
Algunos argumentan que esto puede ser una consecuencia del cambio climático, pero una de las investigaciones más recientes de la Universidad de Harvard concluye que varios de los pesticidas industriales que comúnmente se usan en los campos, atacan a prácticamente todos los insectos (incluyendo los polinizadores).
De acuerdo a diversos estudios, de las más de cuatro mil especies conocidas, el número de individuos ha disminuido hasta un 50% en algunos casos, es decir, puede que desaparezcan de forma repentina sin que nos demos cuenta.
Entonces ¿Qué pasaría si las abejas se extinguen y como afectarían esto al planeta? En este artículo te lo explicaremos.
Habría la extinción de algunas especies
Como ya se mencionó en la introducción, las abejas juegan un papel vital la producción de alimentos y en el ecosistema en general.
Según diversos informes entre los que destaca uno de las Naciones Unidas, de las 100 especies de cultivos de vegetales que proporcionan el 90 por ciento del suministro mundial de alimentos, más de 70 son polinizadas por las abejas u otros insectos polinizadores.
De igual forma, un reportaje de la BBC comenta que la mitad de toda la comida en el supermercado desaparecería si las abejas se extinguieran. Esto incluye alimentos básicos tales como las almendras, manzanas, aguacates, arándanos, uvas, melocotones, pimientos, fresas, mandarinas, nueces, sandía, café, etc. Y también hay que tener en cuenta que una gran parte del algodón que se produce en la fabricación de la ropa tienen que ver con las abejas.
Se tendrá que polinizar a mano
Ya que no habría abejas para que se pudieran llevar el polen de una planta a otra, la única solución de momento es polinizar una por una.
Actualmente en los países asiáticos, en especial en China, hay una escasez considerable de abejas. Por esa razón hay miles de agricultores y trabajados en los campos con cubetas de polen y pinceles polinizando cada flor. Aunque es una tarea relativamente habitual, la producción de alimentos por polinización a mano sigue siendo mínima si se comparan con los que se obtienen de forma natural.
Si bien, los últimos tiempos ha habido avances importantes en la robótica industrial que han permitido sustituir la mano de obra humana con robots, el proceso de polinización es tan delicado que es imposible hacerlo de manera automatizada con las tecnologías actuales.
Se dispararían los precios de los alimentos
Una de las principales consecuencias relacionadas con los puntos anteriores es el aumento significativo en los precios de la comida.
Además de la producción de frutas y verduras que se ven directamente afectadas, también hay otros alimentos que dependen mucho del trabajo de las abejas. Por ejemplo, todos los animales que comen pasto y hiervas como lo son las reses y borregos.
Y las consecuencias ya se están viendo. Uno de los casos más sonados se dio en Escocia durante el invierno del año 2013; según los investigadores más de la mitad de la población de abejas melíferas disminuyó, y esto llevó en un aumento en prácticamente todos los alimentos, en especial en las frutas, carnes y lácteos.
Las comidas serían cada vez menos nutritivas
Puede que no desaparezcan todos los alimentos que normalmente comemos, pero sí es posible que ingiramos cada vea menos nutrimentos.
Por ejemplo, ya que no habría pastizales, al ganado deberán darles sustitutos artificiales para alimentarlos. Al final hará que la carne sera cada vez más grasosa y menos saludable.
De igual forma, la mayoría de los alimentos que cuentan con minerales como el calcio, hierro y fluor, además de vitaminas como la A y C, están estrechamente relacionados con la polinización.
Algunas economías se irían a la bancarrota
Sin las abejas, la economía mundial tendrá un impacto masivo negativo. Habrá industrias, como la del café, algodón y producción de alimentos específicos, que simplemente ya no existirían. Esto tendría consecuencias de gran alcance.
Gran parte de los países de África, Asia y América Latina dependen en gran medida de la agricultura y la ganadería. Pero también países ‘desarrollados’ como EE.UU. y Reino Unido, que en teoría no deberían prescindir tanto de los sectores primarios, en realidad siguen siendo fundamentales para sus economías. Por ejemplo, la mitad de los estados de Estados Unidos tienen como fuente principal de empleo la ganadería, producción de lácteos, agricultura estacional e industrias relacionadas.
Puede causar erosión
A corto y mediano plazo posiblemente los efectos no sean tan notorios ni fáciles de predecir, sin embargo lo que sí se sabe es que la deforestación puede ocasionar una degradación ecológica importante.
Al disminuir las plantas y los pastizales, causaría que las tierras se vuelvan estériles a largo plazo, y con esto hay grandes probabilidades (aunado con el calentamiento global) de que se genere una desertificación a gran escala.
¿El fin de la humanidad?
Los más extremistas aseguran que con la extinción de estos insectos será el “fin de la humanidad», sin embargo, los científicos aseguran que la vida humana no corre peligro con la hipotética desaparición de las abejas, pero a largo plazo puede haber un impacto importante en la mayoría de la población.
Por ejemplo, ya que muchos tipos de comida disminuirían y algunos otros recursos se verían afectados, en algún momento esto pudiera mermar en el número de la población humana.
“El ser humano puede adaptarse fácilmente a muchos de los cambios, sin embargo, algunos de ellos lentamente están condicionando nuestro futuro. Desafortunadamente son los cambios más insignificantes y que menos importancia le damos los que más nos afectan” –Explica el Dr. John Jennings de la Universidad de Arkansas.