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¿Qué le sucede al cuerpo en el espacio?

El espacio es la última frontera de la tierra, o como dice el astronauta Chris Hadfield: “el primer paso para descubrir de dónde venimos”.

Ese interés de los seres humanos de salir de la tierra y visitar otros planetas que queda retratado en caricaturas como Supersónicos o de las novelas de ciencia ficción, en apariencia pareciera que es cada vez más realista gracias a proyectos como SpaceX y Virgin Galactic.

Sin embargo al día de hoy, muy pocas personas están realmente posibilitadas de ir al espacio, y no solo es por una situación de costos sino por las hostiles condiciones que hay en el espacio.

Para dar una idea de lo complicado que es ser astronauta, la NASA te pide completar un entrenamiento físico muy duro de más de 6 meses de duración antes del lanzamiento. Y si no las apruebas, no podrás viajar.

Yendo al grano ¿Qué realmente le pasa al cuerpo?

Efectos principales

Desde la guerra fría, se han hecho centenares de estudios e investigaciones que buscan dar una respuesta sobre los efectos de la ingravidez y la falta de oxígeno del espacio para el cuerpo humano.

Aunque todavía hay muchas incógnitas que responder, se han descrito y estudiado algunos efectos colaterales comunes:

[lista n=1] Entras en un periodo de adaptación

Las condiciones del espacio son completamente diferentes a las que estamos acostumbrados en la tierra, es por eso que el cuerpo sufre un choque de estrés importante los primeros días.

Los astronautas normalmente describen esa sensación como mareos, dolor de cabeza y un vértigo muy agudo, que incluso puede ocasionarles vómitos a algunos. En otros casos, se manifiesta en entumecimientos en el cuerpo, dificultades para respirar y sensación de desmayo.

Las causas principales de estos síntomas se deben esencialmente al cambio drástico de la gravedad, la baja densidad del aire y el ajetreo propio del viaje. Por fortuna para los que lo sufren, los malestares duran a lo mucho 3 días, y entre más veces viajes al espacio, el periodo de adaptación será menor.

[lista n=2] Se reprime el sistema inmunológico

Como se mencionó en el punto anterior, el cuerpo humano sufre una gran cantidad de estés en el espacio, y esto se ve reflejado en las funciones fisiológicas básicas.

Estas alteraciones drásticas terminan afectando el sistema inmunológico del astronauta, por lo que aumentan las posibilidades de que se enferme.

Aunque de momento no hay una “cura” para evitar que se reprima tanto el funcionamiento del sistema inmunológico, normalmente antes de mandar a una persona al espacio se le vacuna para cualquier número de enfermedades que te imagines.

[lista n=3] Cambia la forma y el funcionamiento de algunos órganos

Los últimos años se ha descubierto que los órganos, en especial el cerebro y el corazón, alteran su forma y funcionamiento mientras estás en el espacio.

En el caso del cerebro, algunas tomografías han develado que la materia gris se expande y se contrae de acuerdo a la zona de la cabeza. Los expertos aseguran que esto se debe a la redistribución del líquido encefálico causado por la baja gravedad.

Mientras tanto, el corazón disminuye su tamaño un 15% y adquiere una forma esférica similar al de una naranja (el corazón normalmente es de una forma un poco más alargada). Esto se debe, en parte, a que el corazón necesita menos esfuerzo para bombear sangre.

Por cierto, en ambos casos no se han descubierto alteraciones graves permanentes en su funcionamiento. Solo en casos de estadías muy largas en el espacio cabe la posibilidad de complicaciones importantes.

[lista n=4] Los músculos se vuelven gelatina

Al no haber la misma resistencia que ocasiona la gravedad en la tierra, los músculos en el espacio no necesitan tanta tensión, así que adquieren la consistencia similar a la de una masa gelatinosa que se mueve de un lugar a otro.

A consecuencia de lo mismo, las fibras se relajan y el bombeo de sangre disminuye, por lo que hay una disminución en la densidad de los músculos.

Para evitar la pérdida de masa muscular y alteraciones permanentes en los tejidos, los astronautas en la Estación Espacial Internacional deben ejercitarse al menos un par de horas todos los días.

[lista n=5]Disminuye la visión

De acuerdo a una investigación hecha por la Academia Americana de Oftalmología, en el espacio la retina y la pupila se aplanan, lo que puede ocasionar visión borrosa y pérdida de la vista de forma temporal. De la misma manera, el nervio ocular puede sufrir algunas alteraciones significativas causadas por la microgravedad.

En casos más graves, puede haber disminución de la vista a consecuencia de problemas neurológicos (ver el punto número 2), aunque en estadías cortas es poco probable que suceda.

Según un reporte hecho por la NASA, más del 50% de los astronautas evaluados mostraron algún tipo de problema de la vista mientras estaban en el espacio.

[lista n=6] Terminas hinchado y con moretones

Por una situación física, la distribución de la sangre es de forma descendente en la tierra, pero al haber poca gravedad en el espacio, la circulación se vuelve más uniforme.

Este cambio circulatorio puede causar hinchazones en la cara y en las extremidades superiores, así como la ruptura de vasos sanguíneos (ocasionando moretones).

En el caso de las piernas, el volumen disminuye considerablemente ya que la cantidad de sangre que se bombea a la parte inferior del cuerpo baja considerablemente.

[lista n=7] Creces

Uno de los efectos colaterales de la microgravedad más conocidos y llamativos es que se estira la columna vertebral, por lo que un astronauta puede aumentar su estatura hasta un 3% (de 4 a 6 cm) en el espacio.

Para evitar complicaciones, normalmente los trajes espaciales y parte del equipo son de una talla más grandes para adaptarse a ese cambio de estatura. Y sí, no hay nada peor que hacer una caminata espacial con un traje que no te quede…

Hay que recalcar que este aumento en la altura es temporal. A los pocos días luego de regresar a la tierra se recupera la altura normal, aunque en estadías más largas puede tardar meses.

[lista n=8] El ciclo de sueño se altera

Ya que en el espacio no hay una diferencia real entre el día y la noche, el reloj biológico de los astronautas sufre un desajuste considerable los primeros días similar al jet lag.

Otro punto que también afecta al sueño, es la falta de gravedad. Muchos astronautas describen la sensación de dormir en el espacio como estar en caída libre desde un avión, ya que las extremidades y la cabeza se mueven de un lado a otro sin aparente control.

Por cierto, tampoco ayuda mucho a la comodidad eso que tengas que estar amarrado en una pared para poder dormir…

[lista n=9] Te olvidas de la gravedad

Si bien, nuestro cuerpo está hecho para la gravedad de la tierra, irónicamente nuestra mente se olvida de ella rápidamente.

De acuerdo a entrevistas y exámenes médicos que la NASA le ha hecho a sus astronautas, normalmente tardas un par de días en acostumbrarte a la idea de la microgravedad. Inclusive, luego de una semana, a casi todos los entrevistados se les olvida la sensación de la gravedad de la tierra.

Este curioso fenómeno psicólógico nos demuestra lo relativamente fácil que se puede adaptar la mente humana a los cambios radicales.

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