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Guía para aprender sobre vinos: de principiante a experto

Aprende los temas fundamentales, cómo beberlo y algunas curiosidades que te pueden interesar sobre el vino.

El vino es un tema fascinante y al mismo tiempo complejo de abordar. Para demostrarlo, solo hay que ir a una vinatería o tienda de licores y ver la gran cantidad de variedad que hay en las estanterías.

Por fortuna, aunque no lo parezca en un inicio, conociendo ciertos principios puedes pasar de ser un novato que no tiene la más mínima idea sobre esta bebida, a convertirte en una persona capaz de disfrutar una copa de vino de la forma correcta.

¿Buscas aprender sobre el vino? ¿Quieres que los “snobs” dejen de intentar impresionarte? Si es así, esta guía te será de mucha ayuda.

Lo principal

Antes de iniciar en el mundo de los vinos, es importante saber que es un gusto adquirido. Es decir, el vino no es algo que te vaya a gustar desde la primera vez que lo pruebes, así que hay que tener paciencia. Por cierto, no lo olvides: todo con moderación.

Otro punto que hay que tener en cuenta es que la degustación es bastante subjetiva. Aunque a nivel de cata hay muchos estándares a seguir, eso no significa que un vino de “mucha calidad” te tenga que gustar necesariamente.

De igual manera, si eres un principiante, trata que tu objetivo sea aprender a disfrutarlo de la mejor manera. De momento, memorizarse datos como el tipo de cosecha, salinidad, niveles de oxigenación y demás, son bastante irrelevantes ─a menos, claro─ de que te vuelvas un friki de los vinos rápidamente…

Diferencias claves

tipos de vino

Los vinos se diferencian principalmente por sus propiedades y particularidades. Es decir: por el tipo de uva que es elaborado, color, sabor, región, aroma, etc.

Sin embargo, pese a que hay clasificaciones de todo tipo, comúnmente se dividen en 4 tipos para simplificar: tinto, blanco, rosado y espumoso.

¿Y de qué trata cada uno? ¿Cómo diferenciarlos?

Tinto

Están elaborados con uvas de piel oscura como Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec, Pinot Noir, etc.

Son los que tienen más taninos (ver en el siguiente punto para más información), y su característica más importante para diferenciarlo del resto de las clases es su color rojo oscuro.

Por su tipo de cuerpo y sabor, se recomiendan para acompañar con comidas que tengan carnes rojas o sabores terrosos. También pueden tomarse solos perfectamente.

Blanco

Están elaborados con uvas verdes y amarillas del tipo Chardonnay, Sauvignon Blanc, Pinot Grigio ,etc.

Suelen tener notas ácidas y un sabor más frutal, por lo cual son ideales para acompañar prácticamente cualquier tipo de comida. Aunque normalmente se recomienda servirse para acompañar platillos con carnes blancas y con grasas (mantequilla, crema, etc.).

Rosado

Los vinos rosados generalmente ​​se elaboran con las mismas uvas del vino tinto, pero se les retira la piel después de un tiempo.

Su sabor suele ser más ligero que el del vino tinto y algunas clases tienen muchas semejanzas en cuanto a sabor con los vinos blancos.

Los últimos tiempos han ganado mucha popularidad gracias a que se adaptan a cualquier situación.

Espumosos

Son una variedad que puede ser elaborada tanto con vino blanco, tinto y rosado.

A través de un proceso de presión sostenida, se capturan las burbujas de dióxido de carbono en la botella, por lo cual genera gran cantidad de espuma al destaparse.

Son ideales para celebraciones y siempre deben servirse muy fríos.

Los taninos

Si compras un libro sobre vinos o estás en una cata, es casi seguro que escuches el nombre “taninos”. Pero ¿Qué son y por qué son tan relevantes?

Bueno, los taninos en el vino son un conjunto de sustancias que hacen que el vino adquiera varios tipos de propiedades. Entre ellas está un sabor secante y lleno de textura fácil de identificar.

Desde el punto de vista químico, los taninos son polifenoles derivados de plantas. Normalmente estas sustancias vienen de las pieles, tallos y semillas de las uvas.

Ya que los vinos tintos están en contacto más tiempo con la piel de la uva, por lo general tienden a tener taninos más altos.

El sabor

Los sabores tan característicos del vino los dan los compuestos aromáticos que se liberan principalmente durante la fermentación. Como dato curioso: una de las razones por las que las personas huelen el vino antes de beberlo es para “capturar” parte de esos elementos que se evaporan con el alcohol.

Si bien, desde el punto de vista general el vino se puede considerar como una bebida de sabor amargo, realmente hay sutilidades que los hacen diferenciarse.

En esta ocasión, veremos las dos clases de sabores principales (aunque hay que aclarar que existen muchas más).

Frutal

Ya que la materia prima del vino es la uva, los sabores más marcados normalmente son los frutales.

Para diferenciar el tipo de sabor frutal que tiene, en los vinos tinto habitualmente se dividen en dos categorías: frutos rojos y frutos negros/azules.

  • Los vinos con notas de frutos negros (moras azules, negras, arándanos, zarzamora, etc), por lo general son más amargos y tienen más cuerpo.
  • Los vinos con notas de frutos rojos (frambuesa, cereza, moras rojas, etc.), suelen ser más ligeros.

En cuanto a la diferenciación de los vinos blancos, se puede también hacer en dos categorías: frutos de árboles y cítricos.

  • Los vinos con notas de frutas de árbol (manzana, durazno, pera, etc) destacan por su aroma tan particular y la sensación de dulzura que dejan en el paladar.
  • Los vinos con notas cítricas (limón, piña, naranja, etc), son más frescos.

Otros sabores

Aparte de los frutales, hay otro tipo de elementos diferenciadores que pueden describir el sabor final del vino. Por ejemplo, notas florales, terrosas, a vainilla o de algún tipo de madera.

Estos sabores se desarrollan durante la etapa de la fermentación y oxidación. Es por eso que se les clasifican como secundarios y terciarios (un tema más avanzado).

¿Cómo saber que un vino es bueno?

Además del precio, hay otras formas para saber si estás bebiendo un vino de calidad. Para poder identificarlos:

  • La primera prueba está en el olor. Si se perciben notas florales o frutales fácilmente, significa que es un vino bueno. En caso contrario, si da una ligera sensación a “vinagre”, es un síntoma de que es un vino de poca calidad.
  • Otro punto que hay que tener en cuenta es el equilibrio del sabor. Un buen vino siempre debe de saber a vino (valga la redundancia), y no a alcohol o a taninos.
  • Por último, está la duración. Si luego de algunos minutos sigues sintiendo el sabor del vino en el paladar (un sabor agradable, por supuesto), es casi seguro que estés ante un vino de calidad.

Es común que se relacione la calidad de una botella por su edad. Aunque es cierto que los vinos más cotizados son los que tienen más tiempo, eso no significa que todos los vinos que tengan más de 10 años “sean los mejores”.

La forma correcta de beberlo y mantenerlo en buenas condicionas

copa de vino

Para beberlo de la forma correcta, intenta que sea en una copa que se específicamente de vino (evita los vasos y tazas).

Para agarrar la copa, hay que tomarla siempre desde el tallo/fuste.  Si la tomas desde el cuerpo (un error común de novatos), lo único que harás es que se caliente el vino.

Por asuntos de etiqueta, al sostener la copa trata que sea únicamente con las yemas de los dedos y no los enrolles.

En cuanto a la temperatura adecuada que deben servirse:

  • Vinos tintos: lo ideal es que se sirvan a temperatura ambiente o un par de grados más frío (en especial si hace mucho calor).
  • Vinos blancos: por sus propiedades, lo mejor es mantenerlos en el refrigerador durante una hora y sacarlo entre 10 a 15 minutos antes de servirse.
  • Espumosos, rosados y frutales: lo recomendable es servirse fríos.

Un error de principiantes es meterlo al congelador. Aparte de que los cristales de hielo pueden hacer que se astille la botella, los cambios repentinos en la temperatura pueden ocasionar que el alcohol y el jugo se separen.

Otro error que debes de evitar es dejarlo al sol. Incluso aunque sean unos cuantos minutos, el aumento de la temperatura y los rayos solares pueden cambiar la composición química del vino, y por lo tanto, su sabor.

El tamaño de la botella

En los supermercados y en las tiendas de licores venden botellas de muchos tamaños. Desde la porción individual de dos copas, hasta la de tamaño más grandes que es de litro y medio.

Si bien, hay muchas opciones distintas para escoger, siempre intenta comprar la botella estándar de 750 ml. ¿Por qué razón? Las botellas más chicas se rellenan en la parte final del proceso y las más grandes tienen menor de añejamiento.

Para descubrir el verdadero sabor del vino, el tamaño importa mucho.

Investiga por tu cuenta

Aunque esta guía puede servirte como referencia, es importante seguirse informando lo máximo posible.

Hoy en día puedes encontrar en las librerías decenas de libros distintos, o si no quieres gastar, en la web a miles de blogs que te ayudarán en tu camino en aprender más sobre los vinos. Y quién sabe, tal vez estos recursos sean el primer paso para volverte un experto en vinos.

Imágenes de pixabay.com

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